INTRODUCCIÓN
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y
de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables
sus caminos!” Romanos 11:33
Ya
hemos visto que Dios el Padre es soberano en escoger a ciertas personas para
que sean salvas del pecado, y también hemos visto que Dios el Hijo es soberano
en morir para salvar a los elegidos. En está lección veremos que Dios el
Espíritu Santo es soberano en la salvación. El llama eficazmente a aquellos que
Dios ha escogido y les aplica los beneficios de la muerte de Cristo.
De
lo que ya hemos aprendido, era de esperarse que fuera así. Si Dios el Padre
escogió a ciertas personas y Dios el Hijo murió por ellas, el Espíritu Santo
habría de aplicarles los beneficios de la muerte de Cristo. Y esto es
exactamente lo que la Biblia enseña.
En
Juan 3:8 leemos que el viento sopla “de donde quiere”. Nosotros escuchamos su
sonido pero no podemos decir de dónde viene o a dónde va.
Así
es todo aquel que es nacido del Espíritu. En este versículo la acción del Espíritu
Santo es comparada con el viento. Tal como el viento sopla “de donde quiere”,
así el Espíritu Santo obra donde le place. Así como nosotros no podemos decir
de donde viene el viento o a donde va, así tampoco nosotros podemos ver cómo o
dónde obrará el Espíritu Santo. El viento sopla cuando, donde y como a él le
place, o por lo menos así nos parece a nosotros.
Desde
nuestra perspectiva humana, el viento es soberano en lo que hace. Así también
el Espíritu Santo es soberano en lo que hace. En ocasiones, el viento sopla
suavemente y en otras ruidosamente. También el Espíritu Santo a veces obra
suavemente, en maneras que no podemos discernir, y a veces, obra poderosamente
en formas que todos pueden ver. El Espíritu Santo hace lo que le place. En este
capítulo queremos señalar que el Espíritu Santo es soberano en traer a los
elegidos al nacimiento nuevo.
PRIMERO,
sabemos que las personas muertas en pecado no pueden vivificarse a sí mismas
espiritualmente. Nosotros no hicimos nada con respecto a nuestro nacimiento
físico, y del mismo modo no podemos hacer nada en relación con nuestro
nacimiento espiritual. Según Juan 5:24 este nacimiento nuevo significa “pasar
de muerte a vida”. Una persona espiritualmente muerta no puede vivificarse a sí
misma, tal como una persona físicamente muerta tampoco puede resucitarse. Juan
6:63 dice, “El Espíritu es el que da vida, la carne para nada
aprovecha”.
(Otros
textos que afirman el mismo punto son: Juan 1:13; 5:21; 3:5-6, Stg.1:18; 1
Pe.1:23; Ef.2:5, etc.)
Sin
embargo, está claro que el Espíritu Santo no da nueva vida a todos. ¿Porqué no?
La respuesta común a esta pregunta es que no todos confían en Cristo. Muchos
dirán que el Espíritu Santo sólo da vida espiritual a las personas que creen
primero en Cristo. Pero esta respuesta pone las cosas en un orden equivocado.
No es la fe la que conduce a la vida espiritual, sino que la nueva vida
espiritual que nos es concedida trae con ella la fe.
La
fe salvadora no es algo que tenemos por naturaleza. 2 Tes.3:2 dice que no todos
los hombres tienen fe. Efesios 2:1 dice que por naturaleza estamos muertos en
nuestros delitos y pecados. Ahora, si estamos espiritualmente muertos, no
podemos tener fe, porque la gente muerta no puede creer nada.
SEGUNDO,
la Biblia enseña claramente que la obra del Espíritu Santo de dar vida
espiritual ocurre antes de que tengamos fe en Cristo. (Es decir, que la
regeneración precede a la fe o en otras palabras, la fe viene como resultado del
nacimiento nuevo.) En 2 Tes.2:13 dice: “Dios
os haya escogido desde el
principio para salvación, mediante la santificación por el espíritu y la fe en la verdad”. Aquí nos dice
que los tesalonicenses habían sido escogidos y fueron “apartados” o “separados”
por el Espíritu Santo antes de que creyeran la verdad.
La
palabra santificación en este versículo tiene el significado de “separar” o
“poner aparte para los usos de Dios”. Entonces, ¿qué significa aquí ser
“apartado” por el Espíritu Santo? Imagínese que 100 personas escuchan el
evangelio de salvación por la fe en Cristo; pero sólo una persona cree. Esta
persona ha nacido de nuevo espiritualmente y ahora tiene nueva vida. Ha sido
“apartada” o “separada” de las otras 99 que no creyeron. Entonces, 2 Tes.2:13
nos explica que las personas que Dios ha escogido son puestas aparte por el
Espíritu Santo a fin de que crean la verdad.
(Nota
del Traductor: Esta obra del Espíritu Santo de poner aparte, es comúnmente
denominada “El llamamiento eficaz”. Porque es un llamamiento especial que el
Espíritu Santo realiza en los escogidos asegurando que se arrepientan y crean
en Cristo.)
El
orden de las cosas es muy importante: Primero, Dios escoge; segundo, ocurre el
llamamiento del Espíritu Santo al “llamar” o “poner aparte” (santificar a los
escogidos); y por último, viene la fe en la verdad. Este es el mismo orden
señalado en 1 Pedro 1:2 que dice así: “Escogidos
según la presciencia de Dios
Padre, en santificación del Espíritu, para obedecer.”
(Es
decir, para la obediencia del evangelio). Antes de que lleguemos a creer en
Cristo, tiene que suceder primero la obra del Espíritu apartándonos, y aún
antes de esto es la elección de Dios.
Entonces,
podemos ver que la obra del Espíritu Santo es una parte necesaria del plan de
Dios para su pueblo. Si Dios solamente hubiera dado a Cristo para morir por los
pecadores, ningún pecador hubiera sido salvo. La obra del Espíritu Santo es
vital. El Espíritu tiene que obrar primero en el corazón antes de que cualquier
pecador pueda ver su necesidad de ser salvo del pecado.
Los
pecadores necesitan ser renacidos y capacitados con una disposición nueva para
poder recibir a Cristo. Es decir, sin esta obra del Espíritu Santo nadie
creería. Aunque el evangelio de salvación fuese predicado repetidas veces, nadie
creería en Cristo sin la obra del Espíritu Santo en sus corazones. ¿Porqué es
así? Debido a que por naturaleza toda persona odia a Dios y no está dispuesta a
arrepentirse ni a creer en Cristo.
Así
que, es debido a que el Espíritu Santo obra en el corazón de los escogidos que
éstos creen.
¿Ha
comenzado Dios el Espíritu Santo a trabajar en su corazón? ¿Es usted un
creyente en Cristo Jesús? ¿Desea ser un creyente? ¡Escuche! Si usted desea
creer en Jesucristo, algo le ha hecho diferente de todos aquellos que rechazan
venir a Cristo. El hecho de que usted busca la salvación en Cristo Jesús es una
evidencia de que el Espíritu Santo le está llamando.
¿No
significa esto entonces que usted es una de las personas por quienes Cristo
murió? ¡Piense en eso!
TEXTOS BIBLICOS:
“Porque Dios es el que en vosotros obra así el
querer como el hacer, por su buena voluntad.” Fil.
2:12-13
“Mas nosotros debemos dar siempre gracias a Dios
por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el
principio para salud, por la santificación del Espíritu y fe de la verdad:” 2
Tesalonicenses 2:13
“En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu,
y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste
estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños: así,
Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y
nadie sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el
Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar.” Lucas
10:21-22
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que
a mí viene, no le hecho fuera.” Juan 6:37.
“Que nos salvó y llamó con vocación santa, no
conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es
dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,” 2
Timoteo 1:9.